Hay ocasiones en nuestras vidas que asumimos retos
sabiendo que afrontarlos será un hecho muy difícil, y aun así, logramos cumplir
nuestras metas y objetivos. Sin embargo, existen muchas ocasiones en el que el más
pequeño de los retos nos resulta imposible, no encontramos soluciones, o
simplemente nos falta una energía que nos haga salir adelante. Pues bien, esta
energía es la motivación, la motivación es el medio por el que conseguimos esa
fuerza que nos hace superar los problemas, o al menos afrontarlos con ilusión y
optimismo. Por este modo, la motivación es un factor clave en nuestra conducta,
en cada acción será esta la que nos ayude a realizarla con más fuerza, rapidez
y eficacia.
Dentro de estos niveles de motivación, podemos
encontrarnos una condicionada por factores externos a nosotros, o una
motivación que nace desde nuestro interior, desde nuestros gustos, deseos o
ilusiones. Son niveles totalmente diferentes, llamados motivación extrínseca y
motivación intrínseca respectivamente. Aunque en muchos casos, estamos
afectados por agentes de nuestro entorno o valores sociales, que crearán esas
motivaciones personales, está demostrado que la motivación intrínseca resulta más
eficaz, a la vez que produce menos agobio a la hora de realizar una acción,
aunque por una serie de circunstancias sociales, morales, o del entorno siempre
pueda tener una parte extrínseca.
Por su eficacia, hablaremos de ella y definiremos
que en la motivación intrínseca, solo el hecho de realizar la tarea ya supone
suficiente energía, sin necesidad de recompensas o reconocimientos externos y
sin que nos veamos influidos por ningún factor fisiológico.
Es importante destacar que varios estudios revelaron
la paradoja del incentivo, que nos
muestra que la incursión de estímulos externos reducía la motivación hacia
tareas que en un principio eran impulsadas por una motivación intrínseca, y sobre
todo en tareas de carácter creativo, aunque si este incentivo se recibe sin ser
esperado no afectará a la motivación intrínseca. Esto no quiere decir que el
refuerzo sea una teoría errónea, simplemente nos ha ayudado a comprender las
reacciones humanas, por esto sabemos, que nuestra motivación disminuirá en gran
medida si el refuerzo extrínseco, nos llega como un método de control hacia
nuestra conducta, también nos indica como una tarea intrínseca, en consecuencia
al contacto con agentes externos, como la competencia con otros sujetos, hace
que la actividad comience a ser extrínseca. Es necesario implicarse en una
tarea por el hecho propio de querer hacerlo.
La percepción que nosotros mismo tengamos de la
tarea también puede modificar el sentido de nuestra motivación, por eso el
incentivo debe ir encaminado siempre a un reforzamiento de tarea intrínseco, destacamos también la
percepción que el sujeto tiene de sus propias habilidades, y no la calidad de
estas, pues será más fácil resolver una tarea si se cree que es posible
hacerlo, por eso este incentivo también tiene que destacar la valía del sujeto,
sin que se pueda apreciar un afán
controlador. Para el sujeto saberse capacitado y obtener este incentivo de
la forma correcta, destacando un incentivo no tangible sobre lo material, no
solo le aumentará la motivación intrínseca si no que le facilitará los posteriores
enfrentamientos a tareas similares, la
recompensa externa se convierte en interna.
Cuando vamos a realizar una tarea debemos fijarnos
en la dificultad de esta respecto a nuestras habilidades, pues una dificultad
extrema nos creará problemas, pero una tarea demasiado sencilla causará
aburrimiento, desconcentración y problemas similares a los anteriores. Hay que
buscar un punto óptimo para que la
tarea sea motivante.
No existe una teoría final sobre la diferencia entre
los dos tipos de motivaciones, y los incentivos hacia estas, aunque todo parece
indicar que aunque estos son perjudiciales en la motivación intrínseca, cuando
el sujeto no está motivado, si que pueden ser una fuente muy útil de
motivación. En definitiva al enfrentarnos a las tareas debemos buscar que
factores influirán en que nuestra energía, o motivación, sean lo más fuerte
posibles para ejercer nuestras tareas con la mayor optimización posible.
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